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Ayudar de verdad a alguien cuando pierde a un ser querido

(Si ese alguien es tu amiga)

Cuando a alguien cercano se le muere un ser querido, suele pasar como cuando tienes un bebé en los brazos —no coges bebés nunca— y te ves de repente con el vómito de esa criaturita encima. Esos primeros segundos son de “Ahora qué hago, no sé qué hacer con esto”.


Atención, antes de seguir: cada uno de los autores de Dévé hablamos desde la experiencia y lo que tenemos comprobado que funciona (o no) desde nuestro punto de vista y experiencia. En este caso el tema es delicado, y habiéndolo vivido —y comprobado— recientemente, puedo hablar. Por favor, como todo en la vida, tómese con responsabilidad.


Nadie está preparado, aunque se trate de una persona que ya sabes que va a morir y ya tienes en teoría todo listo. El golpe es terrible. Pero me temo que en una era en la que la forma de comunicarnos ha cambiado, estamos aplicándolo todo a todo y en asuntos sensibles, el nivel de frivolidad está en máximos. Qué se puede hacer realmente en la era de Whatsapp, Facebook, los GIFS, Twitter, haters, cuando muere el ser querido de alguno de tus amigos. Si lo digo así es porque, hoy más que nunca, hay gente que es de ayuda y hay gente que te carga más todavía. Créeme, la mayoría son de los segundos. “Son ellos mismos”, dicen.

Aunque la persona está en su peor momento, no ha perdido la capacidad de observar. Hay algunas acciones que ayudan a la otra persona y a vuestra relación, que veo necesario remarcar:

 

Tu amiga, por una vez necesita ser el centro de atención. Por tanto, deja que ella y su duelo sean los protagonistas.

La muestra de empatía es que dejes que esa persona hable de su duelo y tú también te centres en eso. El tema es ese, gira en torno a eso. Los “Cuando murió mi madre…” no ayudan. Si desvías la conversación hacia ti te aseguro que estás creando un momento incómodo para quien está en duelo. Esa persona no quiere oírte hablar de tu libro, pero tendrá que mostrar interés, y no tiene fuerza para eso.

De modo que aunque tengas el impulso de hablar de tu caso pensando que eso es una muestra de empatía, créeme, mejor no lo hagas. “Pero quiero demostrarle que sé lo que siente…”¿Necesitas eso, seguro, al 100%? Cada persona es diferente y lo procesa de una manera. ¿Y si describes el sentimiento un poco y ayudas a la otra persona a expresar lo que siente?

 

Hablar, hablar, hablar, no hace falta. Si hay que hablar, que sea lo justo y necesario.

Mucha gente se preocupa con lo que hay que decirle a la persona que ha perdido a alguien; pocos, con escuchar. Harás un bien mayor si te has centrado en dejar que la persona en duelo sea la protagonista y le hablas de forma que esa persona se sienta cómoda y te hable. (Un “¿Quieres hablar de ello?”, sin esperar necesariamente un sí, es suficiente). A veces la persona necesitará contarte la historia una y otra vez, eso le estará ayudando a asumirlo. Si escuchas a la persona atentamente y con paciencia la estarás ayudando a sanarse.

Lo vital, lo vital es no interrumpir y no forzar. Si interrumpir es grosería en sí, más aún lo es en los peores momentos de alguien. Deja que la persona se exprese libremente, que sea ella, que llore, que actúe como sea. Que no sea el temor a que la juzgues o la veas como irracional lo que os separe.

 

Es un proceso: la persona necesita su tiempo. No quiere oírte hablando de otras personas que mueren. Tampoco quiere oírte decir es ley de vida. Ya lo sabe.

“Lo que tienes que hacer es…” no, tampoco necesita oír eso. “Pero quiero ayudarle a que lo supere” ¿Y qué te asegura que esa persona quiere superar la muerte de ese familiar? Puede que no quiera “superarlo”: no es un ex. Además, en ese momento nadie te puede asegurar que quiera tu ayuda. “¡Pero la veo llorando muy fuerte, no lo soporto, no debería sentirse así!”. Cada persona lo lleva de una manera, y no hay forma buena o mala. Evaluarla cual médico tampoco es tu deber. Hay gente que cuando quiere saber qué hacer, busca en Google cómo superar y sacan más porque lo buscan cuando están preparados para tenerlo. Cada cosa a su tiempo. Lo importante es lo que necesita la persona, no lo que crees que necesita.

 

Atención a los “Jo, lo siento, Marina, cuenta conmigo para lo que necesites/cualquier cosa”.

Esta frase se dice mucho y mal, tanto que ya ha perdido el valor.  Mejor, si eres amigo de verdad, un: “¿Cómo puedo ayudarte para que lo puedas llevar mejor?” Eso será complementario a lo que ya haces por la persona regularmente por el hecho de ser amigos. Puedes ofrecerte para algunos trámites, ayudar a sacar la ropa del ser querido, ayudarle a hacer la compra, recibir las llamadas telefónicas y los emails por la otra persona, cuidar a su perro un tiempo, ayudarle con el cuidado de sus hijos, sacarla a alguna actividad que le guste (invitándola).

Sigue cerca de la persona, aunque hayan pasado semanas. La longitud del duelo puede variar entre una persona y otra, por eso es bueno que sigas ahí (ponerte recordatorios en la agenda no hace mal), sin asumir estados basándote en lo que ves. Cuánta gente aparenta estar bien mientras sufre por dentro… Por otro lado, la vida para quien ha perdido a alguien no vuelve a ser la misma, no “se supera” la muerte de un ser querido. Por supuesto, habrá fechas especiales que serán más duras para la persona, y consecuentemente, tu apoyo será muy agradecido.

 

Si observas señales de depresión, no las dejes pasar: hay que buscar ayuda.

Hay emociones que son normales tras la muerte de un ser querido. Pero si notas que no remiten con el tiempo, o que incluso se agravan, eso puede ser que el duelo ha degenerado en un problema más grave. Si observas tras aproximadamente dos meses, que tu amiga no consigue funcionar normalmente en su día a día, se siente excesivamente culpable, furiosa, abusa de sustancias (tabaco, alcohol, drogas, comida), no cuida su higiene, no consigue disfrutar de nada, se aisla, habla de morir… Puede ser complicado porque no quieres ser quien invade. En vez de decirle “Lo que tienes que hacer es…”, prueba: “Oye, me preocupa que no consigas dormir ni comer, quizá deberías buscar ayuda para eso”. Y si la tienes que llevas, la llevas. Te lo agradecerá.


Esperamos que este artículo te haya sido útil y de ayuda. Siempre que escribimos lo hacemos con la idea de aportarte valor, y que para subir de nivel en la vida no te queden ni siquiera excusas. Si te hemos ayudado, ¿nos ayudarías también con tu patrocinio? Patrocina Dévé , cada euro ayuda y nos permite seguir adelante como un medio independiente.

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Creo que nada es difícil si sabes hacerlo. Soy Esther, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Dirijo Dévé, donde edito y escribo sobre estrategia, liderazgo y dinámica social; pilares del desempeño pro y perso. La verdad —simple, directa y clara— te hace libre.

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