No es un secreto para nadie, la vida se ha vuelto ajetreada, agobiante. El estrés y la ansiedad son la gran epidemia moderna. En el mundo del crecimiento personal, la autoayuda y el coaching podemos encontrar muchas posibles “curas”, aunque ninguna tan universalmente aceptada como la meditación. Los estudios respecto a esta práctica reportan una larga lista de beneficios.
Sin embargo, la meditación no funciona para todos —al menos para mí no ha funcionado—. Los meditadores ávidos podrían señalar que solo es cuestión de práctica. Pero sospecho que simplemente hay personas a quienes no nos gusta, no se nos da, y eso está bien.
Yo no medito. Meditar me resulta incómodo. No me ayuda realmente a calmar mis pensamientos, por el contrario, me resulta agobiante de algún modo. He probado muchas veces, sin mayores resultados: meditaciones guiadas, usando apps, centrándome en la respiración y meditación de atención plena.
Sencillamente no es algo que me funcione. Aunque he tenido épocas en que parecía tener algún efecto, los días en que más necesitaba calma, era cuando menos resultados obtenía.
¿Te sientes identificado? Entonces te tengo buenas noticias: hay muchas actividades distintas a la meditación que puedes hacer para practicar la atención plena, reducir el estrés y sentirte bien.
Aquí te comparto cinco formas de despejar la mente, si la meditación no es lo tuyo.
1. Haz un viaje en tren

Hay algo en los viajes en tren que los hace sencillamente relajantes. Esto podría deberse a muchas razones. El tren es un medio de transporte suave y silencioso que no causa vibraciones o ruido. Esto permite disfrutar de un viaje tranquilo sin distracciones. La mayoría de los trenes tienen un diseño cómodo con espacio para caminar, descansar y relajarse.
Pero en mi opinión, la razón por la cual los viajes en tren son tan benéficos para la calma interior es el paisaje cambiante fuera de la ventana.
Para más información, lee este artículo.
2. Pinta o colorea

Las actividades artísticas reducen la ansiedad, y ayudan a mantener los pensamientos intrusivos a raya. Si buscas algo que puedas incluir con facilidad en tu rutina cotidiana, puedes optar por colorear. En el mercado existen libros para colorear especialmente diseñados para este fin de mandalas y patrones abstractos.
Pero si quieres y puedes permitirte un poco más de caos, entonces prueba con la pintura. No necesariamente tiene que ser sobre un lienzo. Puedes vincular un pasatiempo como la jardinería con lo artístico, pintando macetas de barro, por ejemplo. Es muy gratificante, divertido y relajante.
3. Juega con lego
Muchas de las actividades que resultan relajantes y ayudan a desconectar se relacionan con cosas que disfrutamos en la infancia. Crear con bloques Lego relaja y estimula el cerebro, fomenta la creatividad y promueve la atención plena.
Puedes optar por un set específico de los muchos que la marca ofrece, o construir libremente. De cualquiera de las dos formas, el juego permitirá a tu mente deambular, ayudando a calmar tus pensamientos.
Si no te gustan los bloques de construcción, una alternativa a explorar son los rompecabezas.
4. Cuida tus plantas

Estudios recientes muestran que la tierra contiene una bacteria llamada mycobacterium vaccae que aumenta los niveles de serotonina, además de servir como antidepresivo cuando nos exponemos a ella. De allí que pasar tiempo con la naturaleza nos haga sentir bien.
Pero no necesitas vivir en el bosque para beneficiarte de su efecto. Tampoco un enorme jardín ni una huerta para sentirse bien. Un par de plantas de interior en las cuales trabajar al final del día es suficiente para reducir la ansiedad y la fatiga mental.
Ver cómo crece una planta, cómo florecen o dan frutos, es una gratificación extra al bienestar que provoca el cuidarlas. Y la belleza que aportan a tus espacios también sumará a tu ánimo en general.
Lo ideal es empezar por dos o tres plantas y, cuando vayan creciendo, se pueden ir plantando más o adquirir alguna nueva. Si comienzas con muchas plantas a la vez corres el riesgo de frustrante o agobiarte por no poder dedicarles suficiente tiempo y que se marchiten.
La jardinería es una actividad altamente sensorial: la sensación de tus manos en la tierra y su aroma. En este sentido, las plantas aromáticas como la albahaca o la menta son una opción muy recomendable. Si las tienes en un balcón o patio, podrías llevarte la grata sorpresa de que algunos pájaros te visiten.
5. Escribe un poco

Una forma de poner orden en el caos de la mente es la escritura. Escribir es como tomar todas los muebles de una habitación desordenada y organizarlos. De esta manera se reduce la bulla mental y se consigue tener mayor tranquilidad.
Para hacerlo simplemente toma un bolígrafo, una hoja de papel y solo dedícate a escribir. Escribe lo que tengas en mente, no importa lo que sea. Si algo te preocupa, escribe al respecto, si tienes mucha niebla mental y no sabes por dónde comenzar, prueba escribiendo algo tan simple como la lista del súper. Poco a poco las ideas comenzarán a ordenarse y será más fácil abordar tus pensamientos.
Lo ideal es escribir a diario, utilizando lápiz y papel. Puedes hacerlo en tu teléfono o en el ordenador, pero recuerda que en la medida en que vincules a tu cuerpo en la actividad, mayor efectividad tendrás.
No intentes forzar ninguna de estas actividades. Buscar la calma, obligando a tu mente a la atención plena, suele ser contraproducente, especialmente para las mentes ansiosas o inquietas. Esa es la razón por la que la meditación no funciona para algunas personas.
Encuentra una actividad que te dé placer por el simple hecho de hacerla, algo que te divierta. Cuando haces algo que disfrutas, es más fácil que las distracciones se desvanezcan, los pensamientos intrusivos desaparezcan y la calma surja de forma natural.
Es posible que alguna de las actividades de este listado te resulten útiles, tal vez no. La invitación es a que pruebes, explores y te diviertas en la búsqueda de tu propia forma de relajación.
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