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Hacer amigos cuando te mudas

Ya no estamos en secundaria. Hacer amigos es cada vez más difícil con el paso de los años, mucho más si cambias de barrio, ciudad o país. Pero no te desamines, puedes encontrar a tu tribu con estos consejos.

Para muchos, buenos amigos es igual a calidad de vida

La calidad de vida es una medida muy subjetiva. Cada persona tendrá sus variables y, una de las más comunes, son la cantidad y calidad de los vínculos sociales que se tienen. 

No es ningún secreto que con el paso de los años hacer amigos se va complicando. A partir de los treinta, los círculos se van estrechando. Las amistades de toda la vida a veces se van diluyendo. La razón es muy simple, frecuentas a los que están en sintonía contigo en distintos momentos de la vida. Si ya tienes hijos, seguirás viendo a los que también tienen; si lo tuyo es la soltería, tal vez no te haga especial ilusión rodearte de parejas; y esto cambia si, por ejemplo, te mudas.  

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Cuando migras a otra ciudad o incluso a otro país, hay que volver a construir todo desde cero. Lo más normal es que te tome un buen tiempo el recalibrar todo tu entorno. Hay que tener un tipo especial de valor para saltar al vacío y aceptar la tarea de reconstruir el yo con todo lo que implica. También es una oportunidad para replantearse cuáles son las partes de ti mismo que quieres mostrar en este nuevo lugar. 

Una vez que decides quién quieres ser (o seguir siendo), hay que definir con quién quieres compartir esta nueva vida. Aquí viene lo difícil: hacer amigos. Porque mudarse a un nuevo lugar puede ser una experiencia tan emocionante como aterradora. Además de reinventarte, hay que pasar por afrontar inseguridades, aquellas en las que no tenías que pensar cuando vivías dentro de tu zona de confort. A todos nos ayudaría seguir algunos consejos en situaciones como estas.

Busca intereses similares

El primer consejo es también el más obvio. Busca actividades que te gusten —como deportes o hobbies— y conoce gente con intereses similares. Muchas veces encontrarás que no necesariamente te vas a llevar bien con los del yoga sólo porque también te guste practicarlo. Lo ideal es encontrar más conexiones a partir de ese primer punto de partida en común. 

Deja que la vida fluya

El segundo consejo es dejar que la vida fluya. Por ejemplo, cuando tienes hijos, a veces una visita al parque puede bastar para encontrarte con personas que aporten algo bonito en tu vida. Los niños son una forma magnífica de socializar, pues el hecho de tener en común la experiencia de la maternidad o paternidad es suficiente para comenzar a conectar. Si además los pequeños tienen una edad similar y se llevan bien, ya has ganado. 

Ten paciencia 

Las amistades no se forjan de un día para otro. Cuando encuentras a alguien que te cae bien, comienza la tarea de trabajar en el vínculo para que florezca. Hay que tener iniciativa para fomentar quedadas, pero también hay que saber cuándo estás insistiendo de más. Lo que me lleva al siguiente consejo.

Reconoce cuando no es recíproco 

Es normal sentir cierta ansiedad cuando llegas a un lugar donde no conoces a nadie y de repente aparece una persona afín a ti. Sin embargo, hay que tener la suficiente templanza y capacidad de identificar cuando tú estás más interesado en cosechar la amistad que la otra persona en cuestión. Si es el caso, es hora de continuar con la búsqueda. 

Encuentra tu tribu 

El quinto consejo es aceptar que muchas veces es más fácil conectar con gente de tu propia cultura e idioma. Cuando te mudas a una cultura muy diferente a la propia, es común querer encajar con los locales rápidamente. De otra forma, tal vez sientas que no te estás esforzando lo suficiente. Después de años de migración he aprendido que algunas veces las cosas simplemente se dan de manera natural y orgánica entre aquellos que comparten idiosincrasia. Y ya está, no hay nada malo en ello. 

Aprende a adaptarte

El sexto y último consejo es trabajar en tu capacidad de adaptación. Esto aplica para la experiencia de mudarte lejos en general. Pero hablando de formar vínculos sociales, es especialmente importante. Es probable que sus costumbres, su comida y su forma de ver la vida sean muy diferentes. Cuando te abres a ese nuevo mundo de posibilidades y de formas de experimentar la existencia, es cuando la magia sucede. 

Las amistades profundas son una parte importante de la vida y cultivar relaciones significativas puede ser un desafío, especialmente como expatriado. Pues la sensación de soledad ocasional es una de las desventajas de aventurarte en semejante viaje —literal y metafórico—. Una vez que haces buenos amigos, sabrás que ellos son ahora tu familia lejos de casa y tu red de apoyo en estas nuevas coordenadas.

Si quieres aprender a mantener y reforzar amistades, lee este artículo.

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Soy periodista de profesión, escritora de corazón y eterna soñadora. Creo firmemente que no se trata del destino, sino del viaje. Amo descubrir nuevas culturas, practicar yoga y (re)conocerme en la aventura de la maternidad.

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