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En la caja de herramientas de un líder no puede faltar el carisma.
Este es un atributo no solo deseable, sino indispensable que sirve de lubricante al momento de relacionarse con las personas dentro y fuera de un equipo de trabajo.
Convencionalmente, durante muchas décadas, el carisma se asociaba a la popularidad, pero ahora los elementos que conforman una personalidad carismática son otros, como la humildad, el respeto y la confianza.
¿A qué se debe este cambio en la percepción de lo que es y no es un líder carismático? Todo tiene que ver con el contexto. Los diferentes tipos de liderazgos son efectivos en la medida que se ajusten a su tiempo. Los líderes carismáticos mueven a las masas, tienen la capacidad de inyectar la emoción necesaria para movilizar la energía de las personas hacia los objetivos planteados.
Los códigos del carisma han evolucionado junto con las nuevas generaciones y las nuevas realidades que las organizaciones enfrentan. Sencillamente, los tiempos han cambiado, y si entendemos el carisma como la capacidad de atraer a otros, entonces, basta con comprender que las personas ya no valoran los mismos atributos que antes.
Veamos algunos de los elementos que componen esta nueva realidad, y que han redimensionado el concepto de carisma.
Estrés y agotamiento creciente
La pandemia por Covid-19 agravó una tendencia ya creciente al agotamiento laboral. Es bastante habitual desde hace algunos años ver personas saturadas por el estrés laboral, bien sea porque están sobrecargados de tareas, por la presión que recae para obtener resultados, la alta competitividad, los índices crecientes de desempleo, entre muchos otros factores, que ponen el burnout a la orden del día.
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Sentirse agotado se ha vuelto la norma, y ante esto se requiere una propuesta de liderazgo muy particular, donde las habilidades blandas son parte importante del carisma. Así, un líder atrayente se caracteriza por una amplia sensibilidad, capacidad para escuchar y guiar a su equipo con mucha inteligencia emocional.
Se trata de un jefe que no recurre a la jerarquía para generar respeto y admiración, sino que se gana esto a través de su talento, y humildad. El nuevo liderazgo carismático requiere entonces de actitud positiva, empatía, valores sólidos, y adaptabilidad.
Búsqueda de líderes humanos y auténticos
Una característica del carisma tal como se entendía anteriormente, era su base sólida en la idolatría, más que en la admiración. Alguien carismático era aquel que se presentaba ante los demás con un encanto inalcanzable. Alguien a quien admirar por ser extraordinario y bastante cercano a la perfección.
Pero las personas ya no quieren seguir a líderes semidioses que cargan el peso del equipo sobre sus hombros. Ahora valoran mucho más la capacidad de mostrarse humano, de reconocer los errores cometidos, y aprender de ellos. La humildad y la autenticidad. Las generaciones más jóvenes, buscan modelos en quienes puedan verse reflejados, a quienes puedan alcanzar, con quienes puedan conversar.
No hay una fórmula para conseguir ser carismático, la clave radica en la autenticidad. Ser carismático desde lo que se es, sin recurrir a trucos ni engaños, que lo que se dice se corresponda con lo que se hace. Las falsas posturas y las estratagemas forman parte del viejo paradigma.
Liderar desde este nuevo código de carisma implica franqueza en la comunicación, y mucha capacidad para reconocer que no se tienen todas las respuestas, pero si la disposición a buscar la respuesta juntos.
Esto aplica muy bien en cuanto al establecer límites, corregir comportamientos, y exigir a los empleados. Pues, estos responden de mucha mejor manera, y con mayor disposición cuando se les habla desde la honestidad, siempre que no se olvide lo dicho anteriormente sobre el uso de las habilidades blandas.
La globalización y la tecnología
Cuando vemos hacia atrás, resulta increíble los cambios que han suscitado las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, especialmente en términos de comunicación. En este sentido, ya no basta con mostrarse sonriente, por ejemplo, es preciso desarrollar herramientas para ser carismático en medios online.
Surge entonces la necesidad de desarrollar un carisma que trascienda las interacciones cara a cara, y abarquen el mundo de las plataformas de mensajería, los correos, las videollamadas, y las redes en general.
Esto desde luego comienza con la coherencia, la autenticidad y un buen manejo de las habilidades blandas. Pero también implica dominar la comunicación escrita, y los códigos propios de las plataformas de mensajería instantánea. Por ejemplo, si se aspira a ser un líder carismático hoy en día, vale la pena entender el significado de cada emoji, o entender la importancia de responder en un tiempo prudente los mensajes que se reciben.
No es necesario tener unas habilidades excepcionales para ser carismático, tampoco contar con un físico espectacular, ni tener la mejor sonrisa. En el contexto actual, basta con estar dispuesto a mostrarnos genuinamente, mantener coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y contar con un mínimo de empatía e inteligencia emocional.