Todos anhelamos equilibrio. Sin embargo, muchas personas viven desbalanceadas, disfrutando solo de una parte de sus vidas, mientras se sienten insatisfechas con el otro. No es raro ver a hombres y mujeres que han decidido retrasar la paternidad, la maternidad o el romance para dedicarse a su carrera. Pero que luego, con el éxito laboral en mano, viven en un constante desequilibrio que los llena de frustración.
La verdadera tragedia de esta situación llega con la resignación. Resignarse a tener suerte en el trabajo pero mala suerte en el amor, porque no se encuentra una manera de sentir satisfacción y plenitud en ambas cosas.
No hay razón para que esto sea así. La satisfacción en lo laboral y en las relaciones es algo que todos podemos tener. Aquí comparto algunos consejos que puedes probar antes de rendirte a que tu trabajo vaya bien pero que tu vida personal se desmorone.
Si te falta sensación de logro en lo personal
Alcanzar una meta, grande o pequeña, nos da sensación de logro: conseguir un empleo, avanzar de nivel en un videojuego o una cita que sale bien. Son cosas placenteras gracias a la segregación de dopamina, el neurotransmisor responsable de la sensación de recompensa.
Cuando se trata de la mente humana, las cosas nunca son tan simples. Hay un montón de otras sustancias involucradas. En este artículo, nos centraremos en la dopamina.
Ahora bien, las personas se implican mucho en su trabajo porque se sienten bien con cada meta alcanzada. Pero ¿qué sucede cuando la única fuente de dopamina es tu trabajo? ¿Cuando lo personal no te proporciona sensación de logro?
Cuando esto sucede, puedes caer en un círculo vicioso donde te enfocas solamente en el trabajo, alejándote de tu vida personal. Entonces, a medida que te refugias en la oficina, se hace más difícil conectar con el placer en lo personal.
Es más fácil controlar tu carrera
El trabajo suele ofrecer objetivos claros, y con ello una sensación de control que no se encuentra siempre en otros aspectos de la vida. Las relaciones personales y la vida amorosa pueden ser complicadas, difíciles de controlar, especialmente para los introvertidos. Pero cuando el tiempo pasa, la soledad y la falta de vida social se convierten en un hábito, y el trabajo en la única fuente de logros y satisfacción.
Pero todo exceso trae consecuencias que, en este caso, van desde incremento de los conflictos personales, cambios en la conducta, problemas de salud y adicción al trabajo. No se puede saciar las carencias de un aspecto de la vida con los logros obtenidos en otro.
Deberías leer: Separar lo personal de lo profesional en conflictos de trabajo.
Algunos consejos que puedes probar antes de resignarte
Para alguien que ha renunciado a tener una vida social y se dedica únicamente al trabajo, puede ser desafiante recuperar el equilibrio entre trabajar y llevar la vida personal. Sin embargo, es posible cambiar esta realidad, aun si has estado viviendo así durante mucho tiempo.
Ajusta tus expectativas
No se trata de conformarte con menos. Sino de concientizar que hay anhelos que más que propios son inducidos por el entorno: la familia, la sociedad, las películas, y demás.
Conseguir un punto de satisfacción en la vida es difícil, pero lo será aún más si lo que persigues es algo que en realidad solo quieres porque es lo que debes querer.
Tómate un momento para revisar y ajustar lo que estás buscando y por qué lo estás buscando. Mira hacia adentro y responde con honestidad a la pregunta: «¿Qué tipo de vida quiero?». Tal vez te estés negando a experimentar las cosas que realmente deseas por aferrarte a estereotipos sociales.
Prioriza tu tiempo libre para hacer cosas que te gustan
Participa en actividades que disfrutes, desde leer un libro hasta ver una película, ir al parque, hacer deportes. Suelta el teléfono, y haz cosas fuera de la pantalla, que te conecten con la diversión genuina (solo o acompañado).
Estos momentos de desconexión te ayudarán a mantener la productividad en el trabajo cuando regreses, pero además te harán más interesante para otros. Las personas gustan de conversar con quienes tienen historias de una vida más allá de la oficina.
Toma las oportunidades que se presentan para socializar
Incluso si eres una persona introvertida, esfuérzate en salir. Asiste a eventos, esto puede llevarte a ampliar tu círculo social. También puedes unirte a clubes de lectura, clases de yoga, asociaciones de voluntariado, o otros grupos afines a tus pasatiempos o intereses.
Acepta las invitaciones que te lleguen, incluso cuando no tengas ganas de salir. No se trata de hacer cosas que no quieres, pero sí de aprender a negociar contigo mismo para salir de la rutina.
Tal vez digas que no sales porque nadie te invita. Si es así, entonces el reto puede ser un poco mayor, pero se soluciona siendo tú quien invita a otros a hacer cosas divertidas fuera del trabajo.
No existe un equilibrio perfecto entre el trabajo y la vida personal
Cuando escuchas equilibrio entre trabajo y vida personal, es posible que imagines un día de trabajo muy productivo, donde sales temprano para pasar tiempo con tu familia. Esto, aunque suena genial, no es realista.
No te esfuerces por conseguir un equilibrio perfecto. A veces necesitas tiempo personal, otras veces necesitas darlo todo en el trabajo. Está bien tener días desequilibrados, mientras no se convierta en lo cotidiano.
Se trata de construir un estilo de vida sostenible a lo largo del tiempo, en lugar de un balance perfecto cada día. Negocia contigo mismo y con tu entorno. Mantén las cosas en movimiento y evalúa dónde te encuentras en relación con tus prioridades.
Aquí te dejamos un extra: cinco claves para mantener y reforzar amistades.